PRIMERAS LABORES DE SANEAMIENTO Y PODA DEL ALMEZ DEL MOLINO DE LA OLMA ( PUEBLA DE SOTO-MURCIA)


Hace unos meses, dos alumnos del Máster sobre Biodiversidad en Ambientes Mediterráneos, que estamos impartiendo en la Universidad de Murcia, los primos Antonio y José Manuel Zamora, vecinos de la Puebla de Soto (Murcia) y entusiastas de la conservación de nuestro patrimonio natural, nos indicaron la presencia de un almez extraordinario en aquella localidad. Curiosamente, aunque ya teníamos algunas referencias al respecto, este noble ejemplar se nos escapó en la primera catalogación que hicimos desde nuestro grupo de investigación, allá por el año 2000, si bien ha quedado catalogado en posteriores listados sobre árboles singulares, elaborados desde la administración regional competente y, además, es un árbol reconocido como “Árbol de Interés Local” en el anexo VIII de  la Ordenanza Municipal de Áreas Verdes y Arbolado Viario (BORM 10 de julio de2012) del municipio de Murcia (Almez del Molino de la Olma), lo que le confiere cierto estatus de protección, además de tratarse de una especie catalogada De Interés Especial en el Decreto sobre la Protección de la Flora de Murcia (Decreto 50/2003).

Tras la primera visita de reconocimiento, pudimos comprobar que se encontraba en un estado lamentable, con ramas secas, rebrotes en el suelo, diversas mutilaciones, rodeado de escombros y palés encaramados en su ramaje, lo que hacía presagiar un triste final. Anteriormente, este noble ejemplar se había nutrido de la humedad de una acequia adyacente (actualmente entubada) y formaba parte de un rincón emblemático donde se encontraba un típico molino de agua y diversos olmos viejos, que por la huerta llaman olmas, actualmente desaparecidos por los efectos de la grafiosis y el abandono del lugar.

La siguiente fase fue la más complicada, pues nos pusimos a encauzar las posibles medidas correctoras de la situación. Afortunadamente, no todo va a ser malo y por un lado, nos encontramos, a través de la gestión de los primos Zamora, con la predisposición a echar una mano del pedáneo del lugar, Francisco Galera, que realizó los trámites legales oportunos a nivel del Ayuntamiento de Murcia, además de la autorización de los propietarios del almez, representados por Rafael López, a realizar las labores pertinentes de mejora. No obstante, la última pieza del rompecabezas estaba en manos de nuestro amigo Paco Medina, ingeniero agrónomo que realiza sus funciones en el Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Murcia, entusiasta de los árboles, que rápidamente “tocó todos los hilos posibles” en dicho ayuntamiento para que se realizara la primera fase de actuación.

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Labores de limpieza y poda (5 de marzo de 2015).

Hace unas semanas se procedió en 2 fases a su limpieza, poda y saneamiento por parte de unos profesionales extraordinarios de la empresa STV, contratada por el Ayuntamiento de Murcia y dirigidos por nuestro amigo Paco Medina. En el momento actual, ya puede observarse el majestuoso almez luciendo su nueva imagen.

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Aspecto del Almez del Molino de la Olma después de la poda y saneamiento (30 de marzo de 2015).

Ahora viene una última etapa, que consistirá en la adecuación del entorno, para lo cual, Paco Medina ya ha realizado un primer borrador del proyecto, que tendrá que pasar por los oportunos trámites burocráticos. Esperemos que muy pronto vea la luz y el Almez del Molino de la Olma pueda ser admirado en un contexto adecuado por todos los amantes de la naturaleza, murcianos y “marcianos” visitantes de fuera.

Hasta el momento, hemos elaborado un pequeño dossier en el que estamos recopilando todos los datos de interés sobre este árbol, su historia, dimensiones y ranking respecto a otros almeces ibéricos. Una vez se haya quitado una gruesa capa de escombros que hay en la base, podremos dar las medidas definitivas, pero a grandes rasgos, el tronco tiene un perímetro de casi 4 metros y el árbol tiene una altura cercana a los 20 metros, por lo que podemos adelantar, teniendo en cuenta, además, su gran porte y estado de conservación, que muy probablemente se encuentra entre los 15 mejores almeces a nivel nacional, la mayoría presentes en el Levante y Cataluña, Sureste Ibérico y Cáceres.

Lo acontecido es un ejemplo de cómo un grupo de amigos, sin propagandas estridentes, ni intereses particulares o económicos, puede hacer que a veces, desde las administraciones públicas funcionen las cosas. Y esto no ha hecho más que empezar, ya estamos trabajando con otros árboles de los que tendréis muy pronto noticias.


DATOS GENERALES SOBRE CELTIS AUSTRALIS

El almez (Celtis australis L.), también llamado en Murcia, dependiendo de los lugares, como latonero, alatonero, almaeza o lironero, es un árbol de la familia de las Ulmáceas, de origen probablemente paleotropical, a diferencia de sus parientes los olmos. Se extiende por toda la cuenca mediterránea, estando representado en zonas no muy frías de clima mediterráneo de la Península Ibérica, si bien es más común en la mitad oriental y diversos puntos del sur. Se trata de un árbol de gran porte que puede alcanzar los 30 metros de altura. Presenta un tronco característico de corteza grisácea y lisa, de base ancha que suele estrecharse prontamente, lo que a veces le da un aspecto de cono truncado; suele presentar grandes acanaladuras longitudinales a modo de costillas, que le dan un aspecto muy característico, similar al aspecto de muchos árboles tropicales.

Desde el punto de vista etnográfico, es una especie utilizada y cultivada desde antiguo, y al igual que el cerdo, de este árbol se ha aprovechado casi todo: la madera, para numerosos enseres y en construcción; el carbón, de excelente calidad; sus retoños jóvenes y ramas, que son guiadas para la fabricación de horcas, astiles y demás utensilios; las hojas, que son un excelente alimento para el ganado, por lo que es frecuente observar los almeces con un desmoche característico en aquellos lugares donde esta práctica es frecuente; y los frutos (llamados almecinas, almezas, alatones o lirones), que son un alimento apreciado por numerosos animales, especialmente aves, además de ser aptos para el consumo humano, si bien, suele ser anecdótico y relegado a la chiquillería del entorno que utiliza (más bien, utilizaba) los huesos del fruto para lanzarlos con cerbatanas improvisadas de caña, sobre todo a las mozas, con el único fin de llamar la atención. Además, desde antiguo se ha cultivado como el soporte rústico de la vid, probablemente siguiendo la tradición romana de este cultivo con el olmo Atinio, variedad traída de Italia, cultivo que luego prosperó en Al-Ándalus, tal como indica la frase de Ibn al-Awwam en su  Libro de Agricultura (aprox. 1180): “Que la vid y el almez tienen tal conformidad y virtud entre sí que plantado al lado de éste aquél, les sucede lo mismo que cuando el varón se allega a la mujer hermosa a quien predominantemente ama” (cita facilitada por Paco Medina). De esta tradición aún quedan restos en diversas huertas tradicionales del Noroeste murciano y otros puntos de las sierras béticas adyacentes de Albacete y Andalucía. Además, es una especie muy utilizada en los últimos años como árbol de sombra en parques y jardines, y para la retención de taludes.

Actualmente podemos encontrar los almeces en lugares más o menos antropizados, conquistando ribazos, sotos, márgenes de cursos de agua y acequias y, ocasionalmente, fisuras y pies de cantiles. Su principal dispersión la realizan los pájaros, sobre todo túrdidos, que permiten que esta emblemática especie esté colonizando números espacios de huerta abandonados. Desafortunadamente, el entubamiento de las grandes acequias y la extensión de los terrenos urbanizados en la Huerta de Murcia están provocando por otro lado el deterioro y retroceso de sus poblaciones más antiguas.

Agradecimientos

Queremos expresar nuestro agradecimiento a la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamento de Murcia, a la Junta Municipal de la Pedanía de Puebla de Soto y a los propietarios del Almez del Molino de la Olma, por las facilidades y medios materiales aportados.

También han colaborado, además de las personas mencionadas en el texto, Juan Francisco Jiménez, Jose Luis Cánovas y Juan Bautista Vera, pertenecientes a nuestro grupo de investigación.


PEDRO SÁNCHEZ GÓMEZ


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